Es harto conocido
que pasaba con los locos, los dementes, los enfermos mentales en la época clásica.
Estos, eran encerrados, sin distinción de patologías, razas o género, si no
eran encerrados ocurría algo más aberrante, los metían en un barco y los
dejaban a la deriva en altamar. Sí los “enfermos” eran de familias pudientes
tenían “más suerte”: eran encerrados en sus propias casas, ya sea en sótanos o
en áticos.
Actualmente
a miles de años luz de la época clásica, la era de la tecnología, y a pocos de
días de haber salido al mercado el DSM V, en la salud mental pública en Argentina, sigue
ocurriendo lo mismo.
En
Capital Federal, los más nombrados son El Borda Hospital Neuropsiquiátrico que alberga
más de 700 pacientes hombres, más los pacientes ambulatorios que concurren
diariamente, el Hospital Braulio Moyano que alberga 900 internas, y diariamente
atiende entre 300 y 400 pacientes ambulatorias y por último el Tobar García que
es el Hospital Infanto Juvenil.
Las
condiciones en las que se encuentran los internos son inhumanas, los días de
lluvia los establecimientos se inundan, los inviernos los pasan sin gas, los
veranos son sofocantes, los internos se encuentran hacinados y sin materiales
para las necesidades básicas, la seguridad es casi poca o nula, y todos están a la deriva. Las
mujeres lo pasan peor, existen denuncias de abuso, violación y casos de ETS,
contagiadas ahí dentro cuando no existen visitas íntimas. Es un caso aparte los
internos con padecimientos mentales en conflicto con la ley penal, para ellos,
todo es potenciado.
Es bien
sabido que hace poco más de un mes, la Policía Metropolitana reprimió sin
miramientos, a trabajadores, internos y estudiantes del Borda, a raíz de ello,
los internos agudizaron sus patologías o adquirieron nuevas, como así también
les ocurrió a las pacientes ambulatorias
del hospital Moyano que pasaban por el Hospital vecino y vieron todo.
Realmente,
yo me pregunto y les pregunto, los locos son ellos?
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